El confinamiento y la entrada en la "nueva normalidad" han sido experiencias únicas para todos, especialmente difíciles de manejar para los niños y adolescentes y cuyos efectos en los mismos dependen de cómo lo hayan gestionado los adultos. La psicosis vivida en muchos hogares ha podido desencadenar estrés, ansiedad, depresión y baja autoestima. Si los adolescentes han visto que sus referentes les transmitían seguridad e información sobre lo que estaba ocurriendo y se han comunicado con ellos con un lenguaje afectivo, lo habrán podido gestionar mejor, pero como sabemos, no siempre es así...
Tan importante como la seguridad transmitida por los adultos, es la gestión del tiempo que se haya llevado a cabo en el hogar y el aprovechamiento escolar telemático que haya realizado el alumno. Todos sabemos que hay alumnos que desaparecieron el primer día de confinamiento y no hemos vuelto a saber nada de ellos y otros que se han visto afectados por la brecha digital y sus circunstancias de desventaja sociofamiliar.
Por otra parte, si era fundamental gestionar adecuadamente la vida en el confinamiento, también lo ha sido nuestra actitud ante la apertura, la vivencia de la experiencia de forma "apocalíptica" y la sensación de inmunidad han dado lugar en ocasiones en nuestros adolescentes a conductas extremas de riesgo, euforia e hiperactividad en su vivencia del presente de forma total, única y absoluta. Es por ello necesario instar a la responsabilidad y solidaridad que tanto se fomentó durante el confinamiento.
Respecto al proceso escolar, habrá niños que se han adaptado a las circunstancias sin ningún problema, pero habrá otros que no han tenido la oportunidad de "cerrar el curso" y que se han quedado instalados, bien en la inseguridad y el miedo, bien en la dejadez y la desidia derivados de la falta de trabajo y disciplina.
Es por esto que la Consejería de Educación nos pide que pongamos especial atención a los aspectos sociales y emocionales. incorporando en la programación tutorial a lo largo de las primeras semanas del curso la atención a los aspectos emocionales y sociales del alumnado, mediante la realización de actividades grupales con los siguientes objetivos:
- Establecer un marco en que puedan expresar abiertamente sus miedos, angustias e inseguridades.
- Recuperar las relaciones personales y la convivencia en el centro escolar.
- Promover un acompañamiento emocional del alumnado por parte de todo el profesorado, para así poder detectar aquellos casos en que aparezcan dificultades socio-emocionales (miedo, inseguridad, ansiedad, tristeza, ira, situaciones de duelo) que puedan gestionarse desde el propio centro o en servicios especializados, según la gravedad de los casos.
- Mejorar la capacidad de gestión emocional y resiliencia del alumnado.
Para ello, propongo la realización de las siguientes actividades:
Registro Individual de Tutoría
Elaboración y adaptación: Carmen Carralero y Leticia Morillo
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